Publicado el 12/Octubre/2013 | 00:53
Por: Margarita Laso
mlaso@hoy.com.ec
Ignoramos las estadísticas. Estas, que son útiles para recomendar
políticas públicas, no lo son ante la necedad política. Las
estadísticas, materia de la sociología, tampoco le sirven a la comunidad
para nombrar y reconocer a sus víctimas, para reconocerse responsable
de lo que tolera o reconocerse capaz de incidir y cambiar. No importa
cuánta información se levante si decidimos ignorarla. No importa cuántas
veces nos informen las organizaciones internacionales, las nacionales,
los medios de comunicación, la vida diaria, el vecindario, si se trata
de algo que nos empecinamos en desconocer. Estudios muestras censos y
encuestas no sirven sino para figurar en los titulares, pero no logran
conmovernos. Cuando se habla de la violencia que sufren las mujeres, del
discrimen que sufren las niñas, del abuso sexual a menores, por razones
y sinrazones morales y culturales elegimos la vista gordísima. No nos
conmueven. Violencia, discrimen y abuso quedan en un número que no
parece trágico cuando le acompaña el signo del porcentaje. Pero es un
número que habla de la mayoría de mujeres en el Ecuador, y que debería
indicar la urgencia de medidas a tomar, desde la educación, la
responsabilidad del liderazgo, la legislación. Porque ¿cuántas mujeres
suman el 60% en el Ecuador? No importan las siete cifras, si nos hemos
empecinado en no ver la violencia que sufren. Tampoco importan los
números chicos. Ahí está una pirámide en cuya punta se ven los
femicidios. Parecen pocos. ¿Qué son por ejemplo 30 desconocidas: 10
degolladas, 8 apuñaladas, 12 asfixiadas? Debajo están las mujeres que
han denunciado el maltrato, y debajo las que han hablado de él en las
encuestas, y aún debajo, en la parte más ancha de la pirámide educativa,
aparece la violencia no reportada, la que también quiebra vidas. ¿Qué
son unas pocas niñas embarazadas de sus abuelos? ¿Qué son unas muertes
por abortos clandestinos, unas suicidas angustiadas? ¡Pero si no las
conoce nadie! ¿Las reconocería acaso la Asamblea, donde cada vez hay más
mujeres?, o ¿el partido
de Gobierno, donde cada vez hay más mujeres?
Estas matemáticas no incidirán en el comportamiento social por la
necedad de quienes toman decisiones políticas y construyen nuestro
Estado indolente. Aquí prima algo menos tangible que las mujeres pero
que importa más. Solo que no sé qué es y por qué se defiende con tanta
virulencia. Para algunas organizaciones la moción presentada por Paola
Pabón en la Asamblea Nacional, donde apenas se incorporaba la
despenalización del aborto por violación, pasaría a la historia. Ya en
la siguiente sesión, con la acusación de traición pesando sobre los
asambleístas que osaren considerar sus propias opiniones y la amenaza de
renunciar de un agresivo Presidente, la asambleísta retiró la moción
por la unidad de sus compañeros. ¿Y las mujeres de la vida real qué? ¿Y
las mujeres ecuatorianas cuándo?, ¿y su integridad, y su esperanza? Este
debate en la Asamblea no ha terminado aún ahora que escribo y no
terminará mañana, pero ya tendremos algunas respuestas.
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